Avenida Periférico
Valentín Arias
2. El niño quiere a mamá. Extrañar es un dulce anhelo
El parque. Una tarde como ninguna otra
El hijo va en bicicleta, papá lo mira
PAPÁ- ¿Tienes tarea?
EL HIJO- Sí.
PAPÁ- ¿Mucha?
EL HIJO- Poquita.
PAPÁ- Anda, dale.
El hijo da una vuelta, papá cuida. Pasa una troca lentamente con dos hombres, sus ojos se clavan en medio del griterío de chamacos. Escupen, sacan un cigarrillo de la bolsa de la chamarra. Fuman. Encienden la radio, suena Nortec Collective
EL HIJO- Papi… PAPI… Quiero agua.
PAPÁ- Acércate, son las 6:30. Se hace tarde.
EL HIJO- Un poco más, sólo dos vueltas como de rayo.
Suben el volumen de la radio. Los hombres vigilan; son como perros que muerden a escondidas, a traición. Hablan entre sí. Ríen como si quisieran que los oyeran en el otro lado de la ciudad. Miran a las mujeres que corren con su mirada perdida, mujeres que acarician a sus hijos
Miran, con lascivia, miran a las niñas, a las chamacas que corren tras la pelota. Miran como dos demonios que se quieren sacar los ojos para tirarlos más cerca de todo. Nadie hace nada. Miran con la seguridad de la cobardía de la gente. El verdadero miedo amarra a los valientes. Nadie nunca debería temerle a la oscuridad
EL HIJO- Me caí.
PAPÁ- ¿Eh?
EL HIJO- Me sangré la rodilla.
PAPÁ- Ven, siéntate, te limpiaré.
EL HIJO- Extraño a mamá.
PAPÁ- Yo también.
EL HIJO- ¿Vendrá?
PAPÁ- Pronto.
EL HIJO- Papi ¿qué se hace cuando al corazón le falta un cachito para estar completo? Cuando lloras y ya no queda más que un suspiro largo.
Papá no tiene palabras ni explicaciones. Sacude cariñosamente la cabellera de su hijo. Se abrazan y en ese momento el mundo podría ser mejor. La esperanza, única puerta a este mundo de porquería. La troca rechina las llantas, salen a toda velocidad. Tijuana sound machine. La tarde vuelve a la normalidad
7:30 PM
La banca del parque, papá sostiene una paleta helada de fresa, el hijo juega
PAPÁ- ¿Aún sigues siendo tú? Me pregunto constantemente, el de los juegos con tu hermano, los He-Man, el castillo de Grayskull, los G.I. Joe de cada diciembre. Podría decirte que te extraño, pero la memoria se hunde en el futuro, a base de contención, del no me gusta eso. Hola —saludo como siempre a un viejo sentado al pie de la escalera un tanto ebrio, un tanto triste—. ¿Qué tal te va? ¿eres feliz?
UN VIEJO- Soy feliz y no sé qué significa eso, como perro que mueve la cola cuando llega su dueño.
PAPÁ- Son las contrariedades.
UN VIEJO- Casa sensata, comida sensata, ropa sensata para encajar en este mundo. Hay cosas que se nos van de la mano, entenderás que no tenemos el control de nada, sin certezas. Caminas en el parque con la ilusión de que este día tu corazón no siga funcionando, despiertas por la mañana, observas tu rostro en el espejo del baño, las marcas que ha dejado el tiempo, piensas en los hijos que no llaman: ¿cómo estarán? ¿qué error cometí? Lavas tu cara, el cepillo con dentífrico te sabe a soledad, toda tu casa huele a abandono… ¿Sabes?, tengo un mes que salí de urgencias después de este pinche virus de mierda… me siento de maravilla. ¿Creerás que tener esta enfermedad y de toser hasta casi escupir los pulmones es lo mejor que me ha pasado? Los casi ochenta no me pesan. Ya no tengo miedo. La muerte ya no tiene el poder de asustarme… ahora discúlpame, tengo dos gatos que alimentar, estarán esperando. (Ríe) La vida es una hija de puta: si no te coge, te la muerde.
RUIDO DE CHOQUE
Nota de un diario de la ciudad, un día después
«Dos niños fueron arrollados por la conductora de una camioneta quién perdió el control del volante y se metió a un área de juegos infantiles de un parque concurrido. El accidente se registró aproximadamente a las 19:40 hrs., cuando la mujer transitaba por las calles a exceso de velocidad, motivo por el cual perdió el control de la camioneta marca Toyota y se impactó en los juegos infantiles. Ahí se encontraba jugando una niña de 11 años de nombre María “Q” y un niño de 8 años de nombre Emmanuel “H”, mismos que sufrieron heridas abrasivas siendo atendidos por paramédicos de la Cruz Roja, para posteriormente ser trasladados a conocido hospital de la zona.
«En el sitio, la indignación de los residentes fue mayúscula, estando a punto de golpear a la mujer conductora que se encontraba en aparente estado de ebriedad y bajos los influjos de estupefacientes, que finalmente fue detenida por las autoridades y puesta a disposición de la autoridad correspondiente.»
EL HIJO- Papi…