Décimas y canciones
Ramón Chávez
El tragón
Temprano salí al mercado
con afán de disfrutar,
darle gusto al paladar
y comer un buen pescado.
Sin haber desayunado
me fui arrimando al lugar
y me dispuse a buscar,
entre olores y gentío,
lo que para gusto mío
se pudiera saborear.
Me senté por un momento
en la Barra de Morón
y un coctel de camarón
me despache suculento.
Con tan sabroso alimento
se fue abriendo el apetito:
ordené filete frito
y cuatro jaibas rellenas,
de esas que saben bien buenas
bañadas con limoncito.
Tres empanadas tomé
de salpicón de jurel,
rodajas de betabel
y un aguacate me eché.
En un platón me fijé:
había hueva de lebrancha
y me acomodé a mis anchas
que casi me la acabé.
Luego me puse de pie
y me fui por la revancha.
Ya picado, pedí un plato
con chicharrón de catán,
lo saboreé con afán
y me lo acabé en un rato.
No queriendo ser ingrato
y declarando apetito,
ordené pescado frito
y me sirvieron un sargo,
medianito, no muy largo,
enchilado y doradito.
Un kilo de camarón
natural para pelar,
me acomodé a disfrutar
con excitante emoción.
Un poco más de limón
le pedí a la señorita
y salsa de La Jaibita
pa' aderezar el pedido;
muy sabroso, no lo olvido:
¡ah, qué cosa más bonita!
Ya me estaba dando hambre
y ordené que me sirvieran
de lo mejor que tuvieran
para alimentar a un hombre.
Me dijeron: -No se asombre;
aquí la especialidad,
pa' que lo sepa en verdad,
es la sopa de marisco
que hasta se quita lo bizco
y hasta calentura da.
Me despaché la sopita
y luego pedí un ceviche;
y no quiero ser metiche:
le faltaba cebollita,
la copa estaba chiquita.
Me declaré insatisfecho,
y sólo por ese hecho,
al exponer mis razones,
con un buen coctel de ostiones
me desearon buen provecho.
Con pulpo y con calamar
ordené una campechana,
fue una buena palangana
la que tuve que acabar.
No los quiero apantallar,
quiero decir con certeza
que el marisco menos pesa
si a la hora de ingerir
lo puede usted consumir
con un cartón de cerveza.
Para comer sin premura
pedí jaiba natural,
con galletitas de sal
y ensalada de verdura.
Aunque parezca locura
y no es jarabe de pico,
esto que digo lo explico:
no es que yo sea muy tragón,
no es presumir de bocón:
así se come en Tampico.