top of page

La hora de cruzar (Muy pequeño drama del adiós)

Oliver Llanos

Dramatis personae: 

A: A 

B: B 

 

Ambas mujeres o ambos hombres, o un hombre y una mujer, o no binarios, y/o andróginos. Sí flacos, sí gordos, sí mamados, sí afeminados, sí heteronormados, sí feos, sí guapos, sí cristianos, sí ateos, sí agnósticos. Sí a todos los cuerpos, sí a todo.  

 

 

A:  Pero ¿Y entonces?  

B: Es cuestión de tiempo. 

A: No quiero.  

B: Eso no importa ya. 

A: ¿Y yo? ¿Así nadamás? 

B: Sí, tú eventualmente.  

A: ¿Por qué me es tan difícil?  

B: ¿Tú por qué crees? 

A: ¡No! 

B: Sí, tristemente. 

A: Es que me duele tanto. 

B: ¿Qué es lo que más te duele? ¿El blanco o el negro? 

A: El final. 

B: Entonces es el gris.  

A: Como tú lo digas, como tú le llames. 

 

B: La sombra. 

A: Las luces. 

B: Los peces. 

A: Las rosas. 

B: Semillas  

A: Que nacen. 

B: Las nubes  

A: Que flotan.  

 

B: El agua 

A: Del Río 

B: Surcando 

A: La costa. 

B: Las flores 

A: Marchitas 

B: brocados, 

A: Coronas. 

 

B: La piedra 

A: y el agua, 

B: Las sales 

A: Sus olas. 

B: Que van 

A: Deformando 

B: La tierra, 

A: Las rocas.  

 

B: ¿Ahora lo entiendes? 

A: Lo siento. 

B: Con eso es más que suficiente.  

A: ¿Cómo?  

B: Sí, ahora lo sientes. 

A: ¿Basta solamente con sentir? 

B: Es que siempre es más complicado que eso. 

A: Siempre.  

B: Pero a veces basta solamente con eso.  

A: No me resulta tan claro.  

B: No, a mí tampoco.  

A: ¿Y aún así sigues con esa serenidad? Te digo que esto me está doliendo.  

B: Ya, ya, ya. No llores. Ven, te abrazo. 

A: Es que, solamente de pensarlo. 

B: Solamente con decirlo.  

A: No, no lo diré si eso es lo que quieres.  

B: No habría necesidad de eso, ya lo dijiste.  

A: ¿Es así tan tajante?  

B: Nunca. 

A: Pero… siempre hay un pero.  

B: Pero también.  

A: Ponme otro ejemplo.  

B: Una vez, dejé pasar a alguien. Cruzó primero que yo.  

A: ¿A quién? 

B: Ya lo sabrás.  

A: Una relación. 

B: De eso siempre se trata.  

A: Ya veo.  

B: La música sonaba.  

A: Sí.  

B: Y sonaba y sonaba.  

A: ¿Y qué música era?  

B: La más bella de todas las músicas, no te lo puedo describir. Era hermosísima.  

A: ¿Qué tan hermosa?  

B: Nunca había escuchado música tan hermosa. Éramos jóvenes, el mundo era nuevo, soñar era un ejercicio diario. Luego descubres que con el tiempo soñar ya no te resulta tan sencillo. A veces ni si quiera dormir es suficiente.  

 

Me tomaba de la mano, y yo le tomaba de la mano. Me abrazaba y me susurraba al oido cosas cuya armonía era esa música. Era de todos los días 

A: Ya entiendo a la música. 

B: ¿Ya ves?  

A: Ya veo. 

B: Pues, te cuento, era un éxtasis de casi todos los días. Ambrosía pura ¿eh? 

A: jajajajaja. 

B: Eso, ahora estás sonriendo.  

A: Sí. 

B: Pero, según yo, le veía un pero, como eso que dices que todo siempre tiene un pero. ¡Estaba inmensamente pendejo! 

A: ¿Qué tan pendejo? 

B: Bueno, no era pendejo. Más bien era un ignorante.  

A: ¿Sabía sumar? 

B: Sí. 

A: ¿Leer? 

B: Sí. De hecho comprendía muy bien todos los textos que se le ponían en frente. Desde oficios hasta poemas.  

A: Entonces ¿No era ignorante?  

B: Lo era. 

A: ¿Cómo? 

B: Yo era el ignorante.  

A: ¿Cómo? 

B: Pues, lo veía tonto, estúpido… pendejo, pues. 

A: ¡Ah! 

B: Y esa música, sonaba y sonaba.  

A: Sonaba y sonaba. 

B: Pero yo no notaba que la estaba escuchando, después de eso jamás la volví a escuchar. 

A: Qué lamentable.  

B: Entonces, busqué esa música en tantos otros lados, en tantos otros. Pero nadie era la música.  

A: Nadie.  

B: Yo la estaba escuchando pero yo no sabía que la estaba escuchando. 

A: Tú tenías un amor y no lo sabías. 

B: Yo fui el ignorante.  

A: Entonces, yo ignoro.  

B: ¿Tú crees?  

A: Sí.  

B: Y estuvo esa otra vez. 

A: ¿Cuál? 

B: La vez en la que di mi casa y mis alimentos y me mordieron la mano.  

A: ¡Cuéntame! 

B: Ya casi no tenemos tiempo, ni páginas, ni espacio. Esa es una historia muy larga. 

A: Entonces, cuéntame una más corta.  

B: Hubo otra en donde intentaron matarme. 

A: ¡Qué horrible suena eso! 

B: ¡Jajajaja! Horrible ¿Verdad? Yo quería vengarme, lo intenté muchas veces. Imaginaba como sería desatar el infierno en la tierra.  

A: ¿Y ahora?  

B: Ahora ya no.  

A: Te iluminaste. 

B: ¡Uh, no! No es eso.  

A: ¿Entonces?  

B: Dejé que se lo comiera el tiempo.  

A: ¿Cómo?  

B: Pasaron días, meses, años. La acción hecha comenzó a dejar de importarme. El tiempo es un animal voraz que tiene boca de hormiga. Come despacio, a bocados pequeñísimos, pero es seguro y constante. Erosiona las cosas hasta convertirlas en la nada.  

 

A: La nada. 

B: El todo. 

A: Los seres.  

B: Las almas.  

A: El crímen. 

B: La ofrenda. 

A: Los hechos.  

B: Las llamas.  

 

A: La espina 

B: Que punza. 

A: La asfixia 

B: Del agua.  

A: Perfumes 

B: Sublimes, 

A: Aromas  

B: Que matan.  

 

A: Las musas. 

B: Los dioses. 

A: Los cristos. 

B: Las santas. 

A: Suicidios 

B: Muy lentos 

A: Que cobran 

B: Las actas.  

A: ¿Y qué hay de mí? ¿Crees que alcance el tiempo para contarte una historia más? 

B: Para eso siempre hay y habrá tiempo. 

A: Ya me estoy sintiendo mejor.  

B: Lo sé. Eso me alegra mucho.  

A: Y a mí.  

B: Anda, cuéntame. Te quiero escuchar.  

A: Cuando yo te conocí, pensaba que jamás había visto a una persona más bella que tú. Entonces, quise estar a tu lado todo el tiempo. Quería dormir contigo, te abrazaba, te besaba, y tú me mirabas a los ojos con una pasión que solamente tienen los muchachos en la secundaria.  

 

Luego, dormí contigo, hicimos el amor y tus historias me comenzaron a acariciar los oídos. Tu voz era para mí esa música de la que hablabas hace un momento. Luego me imaginé en una boda de blanco con un ramo frondoso de tulipanes y crisantemos blancos.  

 

Yo fui una rosa blanca y tú eras la roja.  

 

B: ¿Y cuál era el problema?  

A: Me asusté.  

B: Hay amores tan grandes que no podemos entender.  

A: Los hay… y yo no supe si estaba amando tan inmensamente… o si me estabas amando así.  

 

B: Hay amores tan grandes que no podemos entender. 

A: Y como es costumbre humana, le tememos a todo aquello que no comprendemos.  

B: Hay amores que causan dolor. 

A: No por imperfectos. 

B: Si no porque derriten con fuego consumidor los corazones helados. 

A: Por eso arde, como Dios. 

B: Como Dios, así es. Como todo lo sublime. 

A: Hay amores tan llenos que parecen vacíos.  

B: Hay amores que parece que no brindan porque dan gustosos.  

A: Hay amores que parece que no sacrifican porque disfrutan el dolor de ver feliz a quien se ama.  

B: Hay amores tan eternos que parecen fugaces. 

A: Porque la tierra les queda corta para correrla rápido.  

B: Hay amores tan sabios que creemos idiotas. 

A: Amores tan generosos que creemos egoístas. 

B: Hay incluso amores que parecen muertos pero son los más vivos. 

A: Hay amores que son… y parece que no son.  

B: Amores tan latentes que parecen olvidados.  

 

A: Oye, pero, no me van a querer matar como a ti ¿Cierto?  

B: Yo tengo muy mala suerte, tú tuviste la fortuna de poder encontrarte a ti.  

A: ¿Y voy a volver a soñar? 

B: Va a costar. Pero habrá momentos incluso en donde lo hagas con los ojos abiertos.  

A: ¿Me voy a morir?  

B: ¿Te gustaría morir?  

A: No. 

B: Entonces no morirás. 

A: ¿Y si me lastimo?  

B: Sanarás. 

A: Sano. 

B: Mira al frente ¿Sí? 

A: Sí.  

B: ¿A quienes ves?  

A: Los veo a todos ellos. 

B: Son todos rostros nuevos, mundos infinitos. Tan delicados y bellos como tú. 

A: ¿Lo son? 

B: Lo son, son todos el reflejo de tu alma.  

A: El reflejo de mi alma.  

B: Ya es momento. 

A: Espera. 

B: Sí, dime.  

A: ¿Puedo cruzar contigo?  

B: Sí, puedes, pero te advierto que no recordarás nada.  

A: De todos modos, aquí no tiene caso quedarme.  

B: Tú eres quien decide.  

A: y… otra cosa.  

B: Dime.  

A: ¿Me darías un último beso? Solo el último.  

B: No lo vas a recordar de todos modos.  

A: Pero sanaré… Y mi cuerpo, y mis labios y mi sexo sí que lo recordarán. Mi alma lo sabrá.  

B: La mía también lo sabrá.  

A: Solo eso te pido.  

B: Está bien. 

––––––– Beso –––––– 

A: Pero ¿Y entonces?  

B: Es cuestión de tiempo. 

A: Ahora quiero.  

B: Yo también quiero.  

A: Hora de cruzar.  

B: Juntos.  

A y B: Para olvidar lo que el espíritu siempre sabrá.  

OTROS AUTORES
DE DRAMATURGIA
bottom of page