No es colonial
Piedad Esther González
Lugar expuesto, litoral.
Sitio protegido, golfo.
Puerto fluvial.
Destino aéreo.
Centro huasteco.
Arena y barro amarillo,
baja selva y manglar.
Sus ojos, lagunas: Chairel, Carpintero.
Sus venas, ríos: Pánuco, Tamesí.
Hogar de nutrias, de jaibas y de cocodrilos.
¡También es México!
Punto donde concurre
la Rosa de los Vientos.
No es indígena, no es colonial.
Mestizaje de etnias, urdimbre, trama.
Reino de Hermes, cetro caduceo.
¡Victoria histórica por tierra y por agua!
Bella época plasmó Art Nouveau, Art decó.
Ambición, industria,
chapopote vigésimo secular.
¡Días de gloria cimentaron la urbe!
Si no es mágica: ¿por qué esconde brujas?
¿Por qué en sus calles bailan los dragones?
Supersticiones y ciencias conviven, se excluyen.
En telas de alambre chocan mosquitos.
La vara de Esculapio, en lugar insalubre,
sembró doce o más hospitales.
Para vencer la ignorancia,
junto a setos de morir amando,
Atenea fundó escuelas.
¿Qué mueve a la ciudad, qué la sostiene?
Gastronomía excepcional,
nido de músicos, pintores,
narradores y poetas.
¿Acaso es la brisa del mar?
¿Es la nube adherida al cuerpo?
¿Es el barrunte del norte?
¿Es el decimero que canta a la Luna?
¡Es Tampico, Tamaulipas y baila huapango!