Igual que un río
María Luisa Govela
a la memoria de RGG
«Abre tu corazón
igual que un río...»
Jaime Sabines
Con un presagio de alas
se han abierto las puertas del recuerdo.
Aletean las palabras y se echan a volar,
disparadas al filo de magueyes.
El tiempo se devana
en la queja
de palomas distantes.
Qué solo has quedado, padre,
dormido en el silencio de las flores.
En el naufragio de los signos,
busco la huella fiel:
te doy un crisantemo.
hay un poco de música en esa flor.
Vecinos del océano,
Circundados por lagunas y ríos,
fuimos la nave indócil de hermanos bifurcados,
bogando en el caudal paterno.
bañabas las heridas,
a la luz de raíces de un aromado abrazo
en tanto que la fruta maduraba.
Eras un río de nubes,
trotando por las calles
de una ciudad de agua.
Soy la prolongación de tus pasos
en la acera de lluvia.
Súbitamente irrumpió la tristeza
por calladas estancias.
Te has ido de repente
en medio de febrero
en medio de la casa.
Viajero silencioso del último tranvía,
sin adioses de musgo
ni gritos estridentes.
Ese día,
solos en la otra orilla,
el llanto entre las manos,
tu mujer y tus hijos
hablamos sin palabras.
¿Acaso puedes verme, me oyes entre sueños?
Haz que el viento del norte juegue con los espejos.
Ven, camina por las calles de mis venas.
Sólo queda un sollozo de truenos
y ataúdes de luna.
El pinar umbrío teje una red de sombras
en la arena.