Diez poemas
Gastón Alejandro Martínez
Iniciación
Para mi hermano Sergio
Osip no sabía nada de poetas
Ni de versos cuando su abuela lo perseguía
Por el patio con un cinto de cuero
Silbando a metros de él.
Recuerda los escondrijos que compartió
Con sus primas y el granado
Que tumbó el ciclón del 66.
Recuerda una mariquita subiendo
Por una roca,
Le hacía pensar en mamá Tita,
Acaso por sus delantales
O su pañoleta roja, moteada.
Osip volvía siempre y soportaba los cuerazos,
No así el llanto de la abuela, pidiendo perdón
A Dios por ser tan mala,
Ella, que llevaba el cordón de San Francisco
Atado a la cintura.
Un día Osip saltó sobre un papayo grande
Y lo dobló todito,
Silbó de nuevo el cuero de la abuela
Mientras él huía entre cercas y arbustos,
A refugiarse en lo alto de un mango
A la orilla del río.
Esta vez no volveré hasta que se mueran todos.
Era un mango copado de hojas nuevas,
Y Osip hasta arriba,
Gato bisoño que ahora no sabe
Cómo bajar,
Se echó sobre una rama del árbol
Que navegaba
En la noche cuajada de luciérnagas,
Titilando de amor
Por la mancha sombría de la ribera.
(De Uvas de mar. Inédito)