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DE VERSERÍA
Décimas y versos del hijo del vendaval
David Celestinos Isaacs
Con motivo de la XXI Fiesta Anual del Huapango en Amatlán, Veracruz
Quiero hacer uso de mi voz
si ustedes me lo permiten
palabras que aún susciten
nuevas que sean portavoz,
dichas en mi tiempo veloz
que esta alegría profunda
la que me embarga y funda
mi condición de huasteco,
vientos que me traen el eco
y que mi corazón inunda.
Y que mi corazón inunda
después de veintidós años
igual ahora que antaño
viejos leños hoy me alumbran:
voces, cantos que retumban
en lo más hondo de mi ser,
dicha grande, vuelta a nacer
por estar en tierra amada
como en aquella alborada
entre huapangos amanecer.
Entre huapangos amanecer
oyendo y bailando El caimán
en todos los foros de Amatlán
y en este magno acontecer,
repito: volví a nacer
porque si nobleza obliga
poner a mi pueblo arriba
fue mi primera intención
siendo huasteco de nación
es cosa que no se olvida.
Es cosa que no se olvida
si de niño vi la gloria,
aquí y en la memoria
quedó por siempre prendida
esta querencia adquirida
por la historia y la tradición.
Hoy me siento en obligación
decir fuerte y quedito:
¡viva nuestro pueblo bendito!
¡viva el huapango, nuestro amor!
¡Viva el huapango, nuestro amor!
Vivan el tigre y el coyote,
vivan la palma y el chote,
vivan las aves,
viva el pájaro ruiseñor,
vivan nuestros ríos plenos,
vivan milpas y terrenos,
de cultivos y terneros,
vivan dioses nuestros padres
¡viva la tierra, nuestra madre!