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Se vende un ángel
Se vende un ángel en abonos fáciles
para atrapar los monstruos de la aldea,
domesticar sus fauces biónicas
y adivinar la suerte a esas personas
que se impresionan con el aleteo.
Se vende un ángel en tarjetas
para llenar el tiempo a las ociosas damas
que se entretienen con amantes
más ociosos que ellas.
Se vende un ángel de uniforme
que tal vez no vuela, pero siempre vigila.
Nos dice sólo lo que deseamos escuchar.
Paralelo a ésta época que se dora y de devora.
Luz en el desierto
Carmen Alardín
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